Washington, 3 dic (Prensa Latina) Donald Trump y Ron DeSantis asistieron a eventos separados en Iowa, un estado de la Unión que es hoy clave pues dará el pistoletazo de arrancada del proceso de elecciones primarias republicanas en unas seis semanas.
Para algunos analistas, el precandidato que logre echarse a Iowa en su bolsillo tendrá una tendencia de éxito en el resto de los estados y es un elemento claro para las campañas de ambos rivales.
Trump encontró en Iowa la misma base electoral que lo apoya a pesar de su montaña de cargos penales (91) entre estatales y federales, y en ese contexto habló en un mitin de campaña en Cedar Rapids como si nada pasara.
El exmandatario (2017-2021) dijo que los intentos de excluirlo de las urnas utilizando la 14 Enmienda de la Constitución en varios estados en realidad fracasaron y lo han hecho «mucho más popular» que en 2016 o 2020.
«Para ser honesto, soy mucho más popular ahora de lo que habría sido si no lo hubieran hecho», dijo el exgobernante en referencia a los casos presentados por votantes y grupos de defensa que buscaban descalificar la postulación del magnate en 2024.
Las demandas llegaron hasta los tribunales en estados como Michigan, Colorado y Minnesota donde se alegó su papel en el ataque al Capitolio federal el 6 de enero de 2021.
De acuerdo con la sección tres de la 14 Enmienda, nadie puede ocupar un cargo si previamente participó en una insurrección contra el gobierno; sin embargo, las cortes determinaron que Trump podría permanecer en la boleta electoral en los tres estados.
El expresidente, quien aún sigue sin reconocer su derrota en 2020 frente a Joe Biden, señaló que en 2016 ganó y tres años atrás lo «hicimos mucho mejor que nadie».
En una andanada de autoelogios y de hombre ilesos, pese a todo, señaló que él ha recibido la mayor cantidad de votos de cualquier presidente en ejercicio en la historia en las elecciones presidenciales anteriores, y se negó a reconocer que perdió ante Biden.
Trump también dio un discurso en Ankeny, Iowa, la víspera, donde además rechazó el respaldo que la gobernadora del estado, Kim Reynolds, a su colega de Florida DeSantis, quien marcha en un lejano segundo lugar detrás del exocupante del Despacho Oval.
Por su parte, el floridano, que en su momento se consideró una estrella en ascenso dentro del Partido Republicano, subió al podio en el condado de Jasper con la esperanza de inyectar entusiasmo a una campaña que aunque no tiene problemas de financiamiento sigue sin conectar con los votantes.
No obstante, DeSantis confía en que podría obtener la nominación del partido el próximo año, y eso pasa porque antes logre el apoyo del caucus de Iowa el venidero 15 de enero, el primero en el proceso de elecciones primarias.
Dijo que con ese mitin concluyó su gira por los 99 condados del estado, o sea, que estaba cumpliendo la promesa de su campaña de completar el «Full Grassley», llamado así porque cada año el senador del estado, Chuck Grassley, hace lo mismo.
El caucus de Iowa es una asamblea pública en la que los electores republicanos se reúnen para manifestar sus preferencias por un determinado candidato presidencial.
Los asesores de DeSantis argumentan que hacer paradas en cada condado del extenso tablero de Iowa podría aportar un apoyo crítico de los pequeños condados rurales y al mismo tiempo mostrar un compromiso con todo el estado.
Pero en política nadie tiene la bola de cristal. En su momento cada uno de los tres últimos ganadores republicanos de un disputado caucus de Iowa: el senador Ted Cruz de Texas, el exsenador Rick Santorum de Pensilvania y Mike Huckabee, el ex gobernador de Arkansas, también hicieron el circuito de los 99 condados y ninguno ganó la nominación del partido.